La Vida

jueves, 2 de abril de 2009

LA CREENCIA


Mi querida Isabel ha vuelto a enviarme un cuento junto con este texto, que deseo compartir esperando que lo disfrutéis.


"Una creencia es una valoración subjetiva que uno hace de sí mismo, de los otros y del mundo que le envuelve.

Las creencias más importantes son las convicciones y los prejuicios."


L A CREENCIA


"Se hallaba en cierta ocasión Nasruddin
-que tenía su día filosófico- reflexionando en alta voz:
“Vida y muerte… ¿quién puede decir lo que son?”

Su mujer, que estaba trabajando en la cocina,
le oyó y dijo: “Los hombres sois todos iguales,
absolutamente estúpidos.
Todo el mundo sabe que
cuando las extremidades del hombre están rígidas y frías,
ese hombre está muerto.”

Nasruddin quedó impresionado
por la sabiduría práctica de su mujer.

Cuando, en otra ocasión, se vio sorprendido por la nieve,
sintió cómo sus manos y sus pies se congelaban
y se entumecían.

“Sin duda, estoy muerto”, pensó.
Pero otro pensamiento le asaltó de pronto:
“¿Y qué hago yo paseando, si estoy muerto?, pensó.
Debería estar tendido,
como cualquier muerto respetable.”
Y esto fue lo que hizo.

Una hora después, unas personas que iban de viaje,
pasaron por allí y, al verle tendido junto al camino,
se pusieron a discutir si aquel hombre
estaba vivo o muerto.
Nasruddin deseaba con toda su alma gritar y decirles:
“Estáis locos.
¿No veis que mis extremidades están frías y rígidas?”
Pero se dio cuenta de que los muertos no deben hablar.
De modo que refrenó su lengua.


Por fin, los viajeros decidieron
que el hombre estaba muerto
y cargaron sobre sus hombros el cadáver
para llevarlo al cementerio y enterrarlo.


No había recorrido aún mucha distancia,
cuando llegaron a una bifurcación.
Una nueva disputa surgió entre ambos
acerca de cuál sería el camino del cementerio.
Nasruddin aguantó cuanto pudo,
pero, al fin, no fue capaz de contenerse y dijo:
“Perdón caballeros, pero el camino que lleva al cementerio es el de la izquierda”.
Ya sé que se supone que los muertos no deben hablar,
pero he roto la norma sólo por esta vez
y les aseguro que no volveré a decir una palabra”.
(Foto: Monte San Miguel - Mira Azevedo)

1 comentario:

Lorena dijo...

¡Qué cuanto más bonito, María!

Dejarse arrastrar por las creencias del resto es fatal...

La peor de las ignorancias es aquella que existe por dar crédito a palabras absurdas que nada tienen que ver con lo que te demuestras tú mismo...

Lo mejor, sin duda, es hacer caso a lo que uno mismo siente.

Un abrazo muy grande:

Lorena.