La Vida

sábado, 31 de julio de 2010

PREMIO


He estado de viaje, y a la vuelta, me encuentro con una sorpresa: ¡Han concedido un premio a este humilde blog y al de Acogidos-Desprotegidos!

Tal premio tiene por nombre DARDOS II y viene de la mano de Walkingwoman del blog "Una Mujer aún desconocida II"

Dice ella, que con este premio se hace distinción entre los blogueros y para merecerlo se ha de haber contribuido a la difusión de valores tales como: Arte, literatura, valores éticos y culturales.

Me siento honrada y agradecida y por ello acepto el premio. Gracias Walkingwoman por tu generoso mirar, y me comprometo a cumplir la condición de distinguir a otros blogs para que compartan también conmigo este premio, que como bien dices, es de TODOS los seguidores de estos sencillos lugares que has premiado.

Estos son los premiados:

1.- Medicina Madre de Angelina O, porque cada mañana me acerco a su delicioso blog donde comparte sabiduría, para aprender sobre los "milagros" de la vida.

2.- Artegoxo.org , lugar muy especial desde donde mi buen y querido amigo Koldo Aldai se nos da a través de exquisitos y comprometidos escritos, maravillosas entrevistas, artículos, libros...

3.- La Tradición de la Luna, blog de mi querida Silvia García, porque desde la sencillez nos comparte con amor y sabiduría su caminar por la vida.

4.- Creando Utopías de Javier León; porque con fuerza, frescura y naturalidad nos comparte su compromiso con la sociedad y los desfavorecidos.

5.- La Mirada Sencilla de Estrella Altaír, porque con frescura, colorido y la exquisitez de su sencilla mirada nos "culturiza" a todos los niveles.

6.- Versos al Vuelo de Rafael Lizarazo, por sus versos, el amor a su tierra Colombia, a su familia y al arte en general.

7.- Sólo el Amor es Real de Isaac, porque desde la paz y el amor derrama sus palabras plenas de sensibilidad y sabiduría.

8.- Cocinando con amor de cooking-love, porque da "gusto" pasar y saborear esas recetas llenas de amor.

Bueno, éstos son los nombrados, pero a todos y todas los que por aquí pasáis, ya sea dejando vuestros comentarios o leyendo simplemente, sabed que estáis premiados también.

domingo, 11 de julio de 2010

SOLTAR



Nuevamente Joaquín Tamames y sus escritos; otra vez me tocan en lo profundo y... cómo no, al igual que en la anterior entrada, va dedicada con toda la intención del corazón , son tan tremendamente oportunas estas palabras...

Escritos por un mundo mejor: “Soltar” (Joaquín Tamames)

Desde muy chicos hemos aprendido a agarrar, a aferrarnos, y lo hemos hecho tanto y tan bien que requerimos después de un largo aprendizaje hasta empezar a soltar. Nos enseñan y enseñamos a buscar lo propio, lo que nos diferencia, lo mío, lo que me pertenece. Y con ello, como derivada casi inevitable, a poseer, a tener, a cerrar el puño para que nada se escape. Y el puño aprende a cerrarse y además a bien cerrarse, marcando a su alrededor las venas del brazo y del antebrazo.

En el último aliento, cuando expiramos (y todos hemos de expirar: esta idea me pide estar en paz con todos los seres) se produce el mayor ejercicio de soltar. Nos soltamos de nuestra vida, de nuestra personalidad, que hasta entonces venimos identificado con nuestra realidad. Nos soltamos sin capacidad de agarrarnos porque todos los asideros ya han desaparecido. Nos soltamos, y en ese momento los que asisten a nuestro óbito se abrazan y lloran, y en un breve momento, como si fuese una punzada más allá del corazón, entienden lo sagrado de todo y la hermandad de todo. Es un fugaz instante en el que recuperamos la humanidad.

Este ejercicio del último soltar tiene su belleza y su poesía, pues significa también ponerse en manos de algo grande y superior, además de retornar a la esencia. Volvemos a ser espíritu, ya sin el disfraz terrenal, y ese espíritu vuelve a ocupar su lugar en el Logos, más allá de ninguna peripecia, querella, sufrimiento, no digamos de ninguna tristeza. Soltamos así para ganar, para fundirnos en esa otra realidad, que es la realidad verdadera más allá de esta ilusión tan breve. Porque este espacio terrenal es bien breve.

Vengo pensando sobre situaciones tensas que he vivido o que han vivido recientemente personas de mi entorno. Pueden ser puntuales o más de fondo, afecciones pasajeras o enfermedades del ánimo y de las relaciones muy profundas. En muchas de estas situaciones siento que lo que falta es soltar, y que mientras ese soltar no se produzca será imposible generar paz y armonía. Es más, ese soltar es esencial para la sanación. Y ese soltar puede revestir muchas formas: perdón, humildad, silencio, oración consciente, amor, llanto, reencuentro verdadero. Tiene diversos vestidos, si.

Percibo que nuestro progreso en la evolución se ralentiza una y otra vez por el agarrar y por nuestra dificultad en soltar. Nos agarramos a esto o aquello, unas veces con razón (o con percibida razón) y otras sin razón. Y damos vueltas y vueltas así agarrados, entrelazados, desgastándonos en una espiral sin límite que comienza para acabar de nuevo, una y otra vez, durante mucho tiempo, durante muchos eones como refiere el budismo. A veces pienso en el perro de presa que no suelta su presa, en este caso otro perro de presa. Un baile triste y largo, en el que los dos dan círculos, desangrándose, agarrados en esa danza mortal. Alrededor todo queda enrojecido por la sangre. ¿Cuál de esos perros pensó en este final cuando jugaba con sus hermanos cachorros en los primeros días de vida, en qué no cabía ese agarrarse final, y en los que todo era descubrimiento y alegría?

He estado recientemente con una pareja que se ha separado, primero me he visto con ella, luego con él. Siento que él no lo ha hecho muy bien, pero ha entendido que tenía que irse y se ha ido, estas cosas nunca son fáciles. La convivencia se ha roto. Hay una ruptura tras más de tres décadas de vida en común. Tras la ruptura hay un aferrarse, un lío colosal, una guerra de situaciones, de percepciones. Pronto puede surgir una gangrena que se lleve a los dos por delante. Hay que soltar. Es la única forma de que la vida no se enquiste, de renovar la vida. Y la vida requiere renovarse.

Recientemente he tenido algunas discusiones. Vuelvo mentalmente sobre ellas. Pienso esto y aquello. Ahora soy yo el perro de presa… Hay de nuevo esa vivencia, ese entrelazar, me muerden, muerdo, muerdo, me muerden. Puedo continuar pensando en ello. Puedo también soltar. Hay que soltar.

Los hombres nos decimos: me hiciste esto y aquello, hay que reparar, no te irás de rositas… Nos cuesta soltar, nos entrelazamos más, añadimos a un karma ya largo y complejo un nuevo karma. Volvemos a incidir sobre la ley de la causa y el efecto, retrasando el inevitable pago de todas las deudas pues generamos nuevas deudas, nuevas relaciones que hay que reparar y sanar. Más kilos a la mochila, ya casi no podemos andar. Los padres se lo recuerdan a los hijos. Nos decía El Roto en una viñeta hace unos meses: “algún día, hijo mío, todos mis odios serán tuyos”.

Agarrar puede significar aferrarse a la muerte. Urge soltar, en todos los frentes, en todos los ámbitos. Si no soltamos enfermaremos más de lo que ya estamos. Lo entendemos cuando vemos las estrellas, por la noche, como el hombre que nos dibuja Roerich, que parece uno con el universo. Lo entendemos en ese momento final, cuando la mano que sostenemos ya se suelta porque no le queda vida, cuando escuchamos lo que ha sido la última respiración del ser amado. Lo entendemos en algunos momentos puntuales, pero no le hacemos mucho caso.

Dicen que la voz del alma habla muy queda, con mucho sigilo, y que cuando nos habla andamos con frecuencia muy distraídos. Ahora es el momento de escucharla, de buscar ese susurro, de entablar un diálogo demasiado tiempo callado. Creo que podemos elegir vivir mucho más ligeros, de cuerpo y de mente. Tenemos que olvidar el orgullo terrenal para abrirnos a lo nuevo. Lo nuevo nos espera, pero nos pide soltar, para vivir como aquellos lirios de los que se nos habló con tanto amor hace tanto tiempo.

3 julio 2010

http://www.fundacionananta.org/

jueves, 8 de julio de 2010

PASAR PÁGINA


Hace unos días que he leído este bello escrito de Joquín Tamames, lo hice varias veces, cada letra, cada palabra expresada por él, me calaron profundo.


En mi vida hay muchas personas importantes, pero hoy destaco de entre ellas a nueve, y de entre esas nueve a ADOLFO Y PAULA MARIA y haciendo mias estas palabras de Joaquín, les digo que sí, sí, hay que pasar página, y yo decido hoy, ahora, pasarla y así es.


Para los NUEVE y para todos vosotros, ofrezco y comparto este escrito:


Escritos por un mundo mejor: "Pasar página" (Joaquín Tamames)

He dormido muy profundamente esta noche y el descanso me ha reparado. Me he levantado con la mente muy limpia e incondicionada, con esa sensación de frescura y calma mental que a veces nos llega y que nos sitúa de modo distinto ante la vida y el mundo.

Me he tomado un café en el silencio de la mañana temprana, sólo roto por el suave susurrar de la brisa en los chopos (suenan como un arroyo), y he estado observando cómo los pensamientos llegaban y se iban, intentando que ninguno de ellos se enganchara y alterara mi estado de quietud. Y he leído algunos de los mensajes inspiradores con los que intento empezar el día, desde hace muchos años, y que para mí son la puerta a la labor diaria desde otra consciencia, casi desde una atalaya: me preparo para todos los intercambios de cada jornada desde las palabras más elevadas, que sirven no solo de guía, sino también de refugio.
De repente, fuertemente, me ha llegado un pensamiento insistente, que no ha pasado ante mi como los otros: pasar página, mirar adelante, no atascarme; considerar que todo lo pasado en esta vida ha sido aprendizaje para a partir de ahora surgir nuevo, como si volviera a nacer pero con toda la experiencia acumulada. Y sin tener que pasar otra vez por todas las dependencias naturales (bebé, infancia) o artificiales (las que cada uno se impone, las que nos imponen otros) que condicionan la vida de las personas.

Pasar página significa ver todo con otros ojos, rompiendo patrones de pensamiento cristalizados y también caducos; significa mirar al otro como si fuera la primera vez; significa redescubrir muchas cosas: la belleza del amanecer y del anochecer, el cielo azul, el sol que nos calienta, el bellísimo contraste de la naturaleza bañada por el sol, el heroísmo que existe en el mundo (si, es cierto que hay mucha traición, pero también hay innumerable nobleza y heroísmo). Significa decirse a uno mismo: el mundo comienza hoy, mi nueva vida comienza ahora, el futuro es una página abierta, llena de potencial. Decirse a uno mismo: el equilibrio, la calma, la ecuanimidad, sólo dependen de mi. Decirse a uno mismo: no importa que haya pasado de los cincuenta o de los sesenta o de los setenta, pues la vida empieza ahora, en toda su dimensión y belleza, como un milagro que se recrea cada vez. Prometerse a uno mismo: es tiempo de trabajar por aquel exhorto recibido hace dos mil años: “amaos los unos a los otros”. Es tiempo, como acertadamente escribió mi querido profesor Juan Iglesias, “de que el Evangelio se estrene en Europa” (podemos extender esta frase al mundo).

Pasar página requiere dar la espalda a todo lo que atasca. A las murmuraciones y rumores, a las maledicencias, a las conversaciones vanas y estériles, a las actividades que no aportan nada al alma, a todo aquello que niega nuestra realidad superior, nuestro ser, y en cambio abona nuestra personalidad, nuestro ego, cuyas manifestaciones más zafias son realmente zafias. Significa no recrearse en aquel o en aquella que nos hicieron daño, sino simplemente entender que aquel daño fue fruto de su ignorancia o de la nuestra, merecedora de compasión, pues todo vuelve, sin remisión. Significa empezar a entender nuestra doble realidad como alma y personalidad, que necesitan ser integradas aquí en esta vida, para lo cual no tiene sentido renunciar a la materia (que es nuestro vehículo) sino habitarla en el mayor equilibrio para que algún día el espíritu se manifieste pleno también aquí en la tierra. Significa intentar huir de todo lo que contamina y emborrona, de lo que nos densifica, de todo aquello que nos ata a la tierra sin permitir que despleguemos nuestra capacidad innata.

¿Y cuál es nuestra capacidad innata? En este Foro se ha dicho muchas veces, “pensar como dioses en vez de pensar como hombres”, a partir de la afirmación de “Sois dioses” que aparece en el Evangelio de San Juan. Esa es nuestra capacidad innata, pero resulta más que evidente para cualquier observador que los humanos nos hemos olvidado de ello, que hemos renunciado a ello, quizás para manifestar justo lo contrario.

Pasar página significa superar el pasado. Es fundamental superarlo para no seguir atascados. Hay que retener las enseñanzas del pasado para no tropezarse de nuevo en la misma piedra, pero es muy importante arrinconar definitivamente las injusticias, cuitas, infidelidades que hemos recibido y que también hemos emitido al lugar de nuestra mente en el que deben estar: desde luego no en primera línea, prontas a ponerse en la mesa. Y si el pasado se recrea, que sea con la máxima limpieza y ecuanimidad: para proponer justicia y nunca venganza o revancha. Como ejercicio higiénico para poder empezar de nuevo.

Estamos viviendo los hermosos días del verano, los más largos del año, que nos regalan sus calores y sus brisas, sus cielos despejados y generosos. Muchos de estos días los perdemos en insultos, en ofuscaciones y odios. Este escape energético es un desperdicio colosal y somos los primeros damnificados. Nos autolesionamos de continuo. No tiene ningún sentido. Por eso es tiempo de mirar adelante sin engancharse en el pasado, en todos los ámbitos, para escribir en un papel limpio y blanco, intentando que sea con buena letra y la mejor disposición.

Todos y cada uno de nosotros necesitamos pasar una o muchas páginas. Esto requiere valentía y desapego. Pero es el único camino para empezar a vivir despiertos, desde la mayor consciencia. Y estar despiertos significa aumentar nuestra capacidad de percepción para ver más allá de lo aparentemente visible. Supone empezar a escuchar y entender otros mensajes que proceden de un mundo mucho más sutil. Y supone también que somos responsables de la energía que emitimos y que tenemos que estar a la altura de los tiempos.

Leo en “las hojas del jardín de Morya” acerca de las páginas que nos depara el futuro, y con esa idea presente en la cabeza empiezo este día lleno de posibilidad y de armonía con ese hermoso objetivo de trabajar en sosiego y en paz.

“Aceptad lo accidental como preordenado.
Todo es previsto por Nosotros.
Cada acontecimiento aparentemente fortuito es una página del futuro.
Laborad con valor, y en paz.”

20 junio 2010
http://www.fundacionananta.org/