La Vida

martes, 21 de abril de 2009

LA EXPERIENCIA

Viendo y escuchando este vídeo de Prem Joshua he experimentado una maravillosa paz y armonía. Doy gracias por ello.

"Ha habido momentos en tu vida en los que has tenido una experiencia que sabes habrás de llevarte contigo a la tumba, porque eres completamente incapaz de encontrar palabras para expresarla. De hecho, ningún lenguaje humano posee palabras con las que poder expresar exactamente lo que has experimentado. Piensa, por ejemplo, en la clase de sentimiento que te ha invadido al contemplar el vuelo de un ave sobre un idílico lago, o al observar una brizna de hierba asomando por la grieta de un muro, o al escuchar el llanto de un niño en mitad de la noche, o al percibir la belleza de un cuerpo humano desnudo, o al contemplar un frío y rígido cadáver en su ataúd... Podrás tratar de comunicar dicha experiencia valiéndote de la música, de la poesía o de la pintura, pero en el fondo sabes que nadie comprenderá jamás exactamente lo que tú has visto y sentido. Eso es algo que te resulta absolutamente imposible de expresar, y mucho menos de enseñar, a otro ser humano".

(Anthony de Mello)

lunes, 20 de abril de 2009

LA PIEDRA PRECIOSA


El sannyasi había llegado a la afueras de la aldea
y acampó bajo un árbol para pasar la noche.

De pronto llegó corriendo hasta él
un habitante de la aldea, y le dijo:
"¡La piedra! ¡La piedra! ¡Dame la piedra preciosa!"

"¿Qué piedra?", preguntó el sannyasi.

"La otra noche se me apareció en sueños
el Señor Shiva", dijo el aldeano,
"y me aseguró que si venia al anochecer
a las afueras de la aldea,
encontraría a un sannyasi
que me daría una piedra preciosa
que me haría rico para siempre".

El sannyasi rebuscó en su bolsa
y extrajo una piedra.

"Probablemente se refería a esta.
La encontré en un sendero del bosque hace unos días.
Por supuesto que puedes quedarte con ella".

El aldeano se quedo mirando la piedra con asombro.
¡Era un diamante!
Tal vez el mayor diamante del mundo,
pues era tan grande como la mano de un hombre.
Tomó el diamante y se marchó.

Pasó la noche dando vueltas en la cama,
totalmente incapaz de dormir.

Al día siguiente, al amanecer,
fue a despertar al sannyasi y le dijo:

"¡Dame la riqueza que te permite desprenderte con tanta facilidad de este diamante!"



jueves, 16 de abril de 2009

SÉ COMO EL ÁRBOL


Hace algún tiempo, tuve una experiencia hermosa y sorprendente, fue durante un ¿sueño?, bueno, podría llamarlo así.

Yo me vi en un lugar en la naturaleza, era una pradera hermosa, verde, con florecillas silvestres, un gran árbol frondoso, con una buena sombra. Observo que hay lavanda, trigo, corre una suave brisa, es como un alto, y abajo, está el mar... suave, azul, y veo delfines que saltan juguetones.

Aquí, en este bello lugar, me suceden varias cosas sorprendentes, una de ellas es esta: Estoy bajo el gran árbol, lo abrazo, me gusta mucho, siento amor hacia él, siento su protección y de repente, fue como si el árbol cobrara vida y me acariciaba, se alegraba de mi presencia, batía palmas con las ramas, me rodeaba con ellas, me hablaba con sus hojas, y entonces... yo siento que me vuelvo árbol, el árbol, mis pies se hunden en la tierra como sus raíces, mi cuerpo se vuelve tronco, se alarga, se estiliza y estira, mis manos y brazos, son las ramas, me estiro... mi pelo, mis rizos, se vuelven hojas que saludan alegremente al sol; veo todo desde lo alto ¡me convertí en el árbol! ¡era el árbol! Es una sensación mágica, hermosa, liberadora y asombrosa. Yo, me veía convertida en árbol y no salía de mi asombro, y entonces una voz me susurra: "sé como el árbol... sé como el árbol". Vuelvo a recuperar mi forma humana y observo todo lo que me rodea...

Todo esto lo escribí en el momento, para no olvidar ningún detalle. Lo que he relatado está tal cual lo escribí aquel día .

Muchas veces me he preguntado el significado de todo esto y de las palabras "sé como el árbol". La experiencia como tal, fue bellísima, divertidísima y gozosa.

Hace algunas semanas, releyendo un libro de Anthony de Mello "Una llamada al amor" En el capítulo 18 leo esto:

"Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado"

(Jn 15,12)


¿Qué es el amor? Fíjate en la rosa: ¿puede acaso decir la rosa: "Voy a ofrecer mi fragancia a las buenas personas y negársela a las malas"? ¿O puedes tú imaginar una lámpara que niegue sus rayos a un individuo perverso que trate de caminar a su luz? Sólo podría hacerlo si dejara de ser una lámpara. Observa cuan necesaria e indiscriminadamente ofrece el árbol su sombra a todos, buenos y malos, jóvenes y viejos, altos y bajos, hombres y animales y cualesquiera seres vivientes... incluso a quien pretende cortarlo y echarlo abajo. Ésta es, pues, la primera cualidad del amor: su carácter indiscriminado. Por eso se nos exhorta a que seamos como Dios, " que hace brillar su sol sobre buenos y malos y llover sobre justos e injustos; sed, pues, buenos como vuestro Padre celestial es bueno". Contempla con asombro la bondad absoluta de la rosa, de la lámpara, del árbol..., porque en ellos tienes una imagen de lo que sucede con el amor.

¿Cómo se obtiene esta cualidad del amor? Todo cuanto hagas únicamente servirá para que tu amor sea forzado, artificial y, consiguientemente, falso, porque el amor no puede ser violentado ni impuesto. No hay nada que puedas hacer. Pero sí hay algo que puedes dejar de hacer. Observa el maravilloso cambio que se produce en ti cuando dejas de ver a los demás como buenos y malos, como justos y pecadores, y empiezas a verlos como inconscientes e ignorantes. Debes renunciar a tu falsa creencia de que las personas pueden hacer el mal conscientemente. Nadie puede "pecar a conciencia". En contra de lo que erróneamente pensamos, el pecado no es fruto de la malicia, sino de la ignorancia. "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen..." Comprender esto significa adquirir esa cualidad no discriminatoria que tanto admiramos en la rosa, en la lámpara, en el árbol...

La segunda cualidad del amor es su gratuidad. Al igual que el árbol, la rosa o la lámpara, el amor da sin pedir nada a cambio. Pero ¿acaso tu amor es gratuito cuando buscas la compañía de quienes te resultan emocionalmente gratificantes y evitas la de quienes no lo son; o cuando te sientes positivamente inclinado hacia quienes te dan lo que deseas y responden a tus expectativas, mientras abrigas sentimientos negativos o mera indiferencia hacia quienes no son así? De nuevo, sólo necesitas hacer una cosa para adquirir esa cualidad de la gratuidad que caracteriza al amor: abrir tus ojos y mirar. El mero hecho de mirar y descubrir tu presunto amor tal como realmente es, como un camuflaje de tu egoísmo y tu codicia, es esencial para llegar a adquirir esta segunda cualidad del amor.

La tercera cualidad del amor es su falta absoluta de auto-consciencia, su espontaneidad. El amor disfruta de tal modo amando que no tiene la menor consciencia de sí mismo. Es lo mismo que ocurre con la lámpara, que brilla sin pensar si beneficia o no a alguien; o con la rosa, que difunde su fragancia simplemente porque no puede hacer otra cosa, independientemente de que haya o deje de haber alguien que disfrute de ella; o con el árbol que ofrece su sombra... La luz, la fragancia y la sombra no se producen porque haya alguien cerca, ni desaparecen cuando no hay nadie, sino que, al igual que el amor, existen con independencia de las personas. El amor, simplemente, es, sin necesidad de un objeto. Y esas cosas (la luz, la sombra, la fragancia), simplemente, son, independientemente de que alguien se beneficie o no de ellas. Por tanto, no tienen conciencia de poseer mérito alguno o de hacer bien. Su mano izquierda no tiene conocimiento de lo que hace su mano derecha. "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento y te ayudamos?".

Y la cuarta y última cualidad del amor es su libertad. En el momento en que entran en juego la coacción, el control o el conflicto, en ese mismo momento muere el amor. Fíjate cómo la rosa, el árbol y la lámpara te dejan completamente libre. El árbol no va a hacer el menor esfuerzo por arrastrarte hacia su sombra cuando corras el riesgo de sufrir una insolación; y la lámpara no va a ensanchar su haz de luz para que no tropieces en la oscuridad. En cambio, piensa por un momento en toda la coacción y el control por parte de los demás a que tú mismo te sometes cuando, por no perderlos, tratas tan desesperadamente de responder a su expectativas. Cada vez que te sometes a dicho control y a dicha coacción, destruyes tu natural capacidad de amar, porque no puedes dejar de hacer con otros lo que permites que otros hagan contigo. Observa y comprende, pues, todo el control y la coacción que hay en tu vida, y verás cómo se reducen y empieza a brotar la libertad. En definitiva, "libertad" no es más que otra palabra para referirse al amor.

Quizás aquel episodio con el árbol, me decía que así era como yo, debía amar, en, y para la libertad, indiscriminadamente y con total gratuidad.

Foto: (abrazando un árbol, encontrado en google)

viernes, 10 de abril de 2009

GUS, SU HISTORIA y LA NUESTRA




Hace unos años, en los noventa, solíamos pasar los veranos en una casa en la playa.
La casa era grande, con una super terraza sobre el mar y rodeada de pinos. El lugar era tranquilo, pero la casa siempre estaba llena de gente.

Aunque nosotros éramos cuatro, durante el verano la familia aumentaba; a diario fijos a comer, nueve, a dormir, ocho, a merendar y cenar... ni se sabe! Las cenas en la terraza sobre el mar, eran una delicia, y eso atraía. Los fines de semana las visitas aumentaban considerablemente, fueron años felices.

Una tarde de esos veranos, pareció Gus, el perro más grande que yo, nosotros, habíamos visto jamás en nuestras vidas. Dijeron que era un Mastín, pero parecer, parecía una enorme vaca, en eso, hubo acuerdo.

Gus (yo le puse ése nombre), apareció al pié de la gran escalera de piedra que daba acceso a la casa; sucio, hambriento, jadeante de sed, (según dijo mi marido), agotado y tristeza en la mirada.

Al ser desconocido y por su tamaño, nos daba miedo acercarnos, así que pasábamos de refilón preguntándonos de quien sería aquel "mastodonte", y deseando se fuese cuanto antes, pero al cabo de unas horas, seguía allí.

A mi marido le encantan los animales, no les tiene miedo, los ama; así que se acercó a él, le habló, le dio de beber y algo de comer, pensando que andaba el pobre algo despistado y cansado.

Nos fuimos a dormir dando por hecho que a la mañana siguiente habría seguido su camino, pero... oh sorpresa! amaneció, y allí seguía el gran Gus. Mi marido y los niños, entusiasmados, y yo... bueno, no tanto. Esa inmensidad de perro aunque sólo fuese por el tamaño de su cabeza y su "mugre", imponía, si.

A lo largo del día el perro se fue confiando y subió la escalera hasta la puerta de entrada, allí se instaló y comenzó a mostrar su gratitud guardando la entrada. Nadie se atrevía a pasar, era grande de tamaño y profundo ladrido, pero comprobamos que era noble y nada agresivo.

A los tres días en vista de que no se iba, y comprobada su docilidad, decidimos bañarlo, y luego de consultar con un veterinario, desparasitarlo; por el bien del animal, de los niños y de todos.

De aquel baño, nos acordamos todos, sacamos fotos; mi marido y mi hijo, con guantes y manguera a la faena, y todos los de la casa y visitas, observando el espectáculo... fue divertido.

Pasaron los días y Gus se iba reponiendo, recobrando fuerzas y alegría, ya era uno más de la familia.

A la semana y media más o menos, una mañana Gus ya no estaba. Le llamamos por si andaba cerca, los niños le buscaron, pero Gus se había ido por el mismo camino que había aparecido, sin más. Todos dimos por sentado que volvió a su hogar.
Aunque le habíamos tomado cariño, nos sentimos satisfechos , le ayudamos, le atendimos en sus necesidades, le dimos amor; y él nos dio sorpresas, algarabía, alegría, protección, fidelidad y también amor... el intercambio fue justo, y como un ser libre que era, prosiguió su camino. Lo recordamos siempre con cariño y agradecimiento.
A menudo acude a mi mente ese episodio en nuestras vidas, reflexiono sobre ello, se que nada es casual, que todo evento es una oportunidad para aprender.
Hoy sé que lo vivido con Gus, me dice que debo mantener las puertas de mi corazón y mi hogar como siempre abiertas y dispuestas a acoger al que llega. En la medida de nuestras posibilidades, atender y cubrir sus necesidades, ya sean de tipo material, emocional o espiritual; que debemos compartir lo que tenemos, a veces son risas, alegrías, cafecitos, oídos para escuchar, bocadillos, una mesa sencilla pero amorosa, ratos agradables... pero otras veces, tenemos lágrimas, penas, enfados, problemas, tristezas... y cómo no, un lecho y un techo donde descansar.

Lo vivido con Gus, me recuerda que las personas que llegan a nosotros, son seres libres también, y que cuando sus necesidades estén satisfechas, se irán, seguro que se irán y no estará mal.

Esa experiencia con Gus, me dice, que a nada ni a nadie nos debemos aferrar, que todo está bien, y que aunque a veces duela, debemos dejarles marchar...

Gus me recuerda que es hermoso dar sin nada a cambio esperar... que los momentos vividos, nadie nos los puede arrebatar, y que como nada esperas, todo libremente lo das; que no hay mayor satisfacción que la de darse en el dar.

Y que como Gus en nuestra vida, muchos vienen y se van...
Fotos: (Gus y el baño)

miércoles, 8 de abril de 2009

CON CIERTO CUENTO

Luis Paniagua me ha hecho llegar este programa de concierto, del que este vídeo es un extracto. Con su permiso, deseo compartir con todos vosotros. Él, es un músico muy especial como podeis comprobar, y a mi me encanta. Este próximo 16 de Abril, tendré la suerte de poder escucharlo por primera vez en directo aquí, en mi tierra gallega; viene a Santiago de Compostela a presentar su nuevo CD "El Cielo en la Tierra" . Gracias Luis.

CON CIERTO CUENTO

* Tesoros de Sabiduría * Nuevas Músicas Ancestrales *

(Las tres culturas y +)

Luis Paniagua: Composiciones musicales

Voz, lyra mitológica griega, dilruba india, cuencos tibetanos, piedras canadienses, cañas venezolanas y semillas mexicanas

Juan Pedro Romera: Selección y narración de cuentos y poemas, sistros de Etiopía, aire, agua y fuego

Con Cierto Cuento está compuesto por poemas extraídos de la mística de diferentes épocas y cuentos pertenecientes a diferentes tradiciones culturales seleccionados por Juan Pedro Romera, y de música compuesta por Luis Paniagua incluida en los CDs "El Cielo en la Tierra" y "Para Una Nueva Vida" editados por el sello "Silentium"

Autores de los textos:

Padre Nuestro, Esenios, 1.500 a.C.

Tao Te King, Lao Thze, China, 571-471 a.C.

El Cantar de los Cantares, La Biblia.

El Coran. Rumi, Persia, siglo XIII.

Hafiz, Persia, siglo XIV.

Santa Teresa de Jesús, España, siglo XVI.

San Juan de la Cruz, España, siglo XVI.

William Blake, Inglaterra, siglo XVIII.

Walt Withman, Estados Unidos de América, siglo XIX .

Antonio Machado, España, siglos XIX-XX.

Juan Pedro Romera, España, siglo XX-XXI.

Cuentos de tradición Sufí, Hindú y Hebrea.

Luis Paniagua : http://www.luispaniagua.com>> http://www.myspace.com/luispaniaguasilentium

viernes, 3 de abril de 2009

YUNGCHEN LHAMO (La voz del Tibet)



Yungchen Lhamo, ésta es su voz y éstas sus palabras:

"Cuando yo era pequeña mi abuela me enseñó los motivos para cantar. Decía que si tenías un don para algo debías usarlo como parte de tu práctica espiritual, para beneficio de otros seres humanos. Así me infundieron las ganas de cantar. Cuando canto me imagino que estoy haciendo ofrendas de canciones a los más importantes seres espirituales y que ellos, felices con lo que oyen, envían una lluvia de bendiciones a todos los seres vivos que puedan oír las canciones. De esta manera, aunque la gente no pueda entender la parte lírica de las canciones, entienden su sutil sentido y la fuerza que hay en ellas".

Jungchen Lhamo, la voz del Tibet, como la llaman, participará en el ciclo “Mantrams del mundo” organizado por Fundación Ananta en tres sesiones consecutivas -- 25, 26 abril y 5 de mayo en Madrid junto con :

. Prem Joshua (Alemania) y Sri Venugopal Goswami (India)

Más información: http://www.fundacionananta.org/

ORACIONES AL VIENTO


Deseo compartir esta foto junto con el texto que amablemente me envia Joaquín Tamames de Fundación Ananta.


Recibimos con alegría estas banderas de oración ondeando al viento.

Llevan consigo y difunden los mejores propósitos. Hablan de armonía, de fraternidad, de vivir en la tierra como seres soberanos que conocen quiénes son. Hablan también del lazo sagrado entre los seres sintientes.

Nos recuerdan, mientras la oración viaja por el espacio, la capacidad de nuestro pensamiento enfocado para enviar flechas benévolas aquí y allá, a todas partes. Son flechas regeneradoras para la Humanidad.

Cerramos los ojos unos instantes, nos hacemos conscientes de nuestra respiración, y damos gracias por el sol que calienta nuestra frente mientras, como estas banderas, lanzamos pensamientos amorosos a todo lo que nos rodea.

Que cada día podamos ser, como lo son estas banderas, difusores de luz y de buena voluntad. Que nuestro pensamiento limpio envuelva a la tierra y a todos los seres con luz y con amor.

Esa es nuestra invocación.


Gracias Joaquín, por todas esas semillas de sabiduría que me envias cada mañana, gracias y que así sea...

jueves, 2 de abril de 2009

LA CREENCIA


Mi querida Isabel ha vuelto a enviarme un cuento junto con este texto, que deseo compartir esperando que lo disfrutéis.


"Una creencia es una valoración subjetiva que uno hace de sí mismo, de los otros y del mundo que le envuelve.

Las creencias más importantes son las convicciones y los prejuicios."


L A CREENCIA


"Se hallaba en cierta ocasión Nasruddin
-que tenía su día filosófico- reflexionando en alta voz:
“Vida y muerte… ¿quién puede decir lo que son?”

Su mujer, que estaba trabajando en la cocina,
le oyó y dijo: “Los hombres sois todos iguales,
absolutamente estúpidos.
Todo el mundo sabe que
cuando las extremidades del hombre están rígidas y frías,
ese hombre está muerto.”

Nasruddin quedó impresionado
por la sabiduría práctica de su mujer.

Cuando, en otra ocasión, se vio sorprendido por la nieve,
sintió cómo sus manos y sus pies se congelaban
y se entumecían.

“Sin duda, estoy muerto”, pensó.
Pero otro pensamiento le asaltó de pronto:
“¿Y qué hago yo paseando, si estoy muerto?, pensó.
Debería estar tendido,
como cualquier muerto respetable.”
Y esto fue lo que hizo.

Una hora después, unas personas que iban de viaje,
pasaron por allí y, al verle tendido junto al camino,
se pusieron a discutir si aquel hombre
estaba vivo o muerto.
Nasruddin deseaba con toda su alma gritar y decirles:
“Estáis locos.
¿No veis que mis extremidades están frías y rígidas?”
Pero se dio cuenta de que los muertos no deben hablar.
De modo que refrenó su lengua.


Por fin, los viajeros decidieron
que el hombre estaba muerto
y cargaron sobre sus hombros el cadáver
para llevarlo al cementerio y enterrarlo.


No había recorrido aún mucha distancia,
cuando llegaron a una bifurcación.
Una nueva disputa surgió entre ambos
acerca de cuál sería el camino del cementerio.
Nasruddin aguantó cuanto pudo,
pero, al fin, no fue capaz de contenerse y dijo:
“Perdón caballeros, pero el camino que lleva al cementerio es el de la izquierda”.
Ya sé que se supone que los muertos no deben hablar,
pero he roto la norma sólo por esta vez
y les aseguro que no volveré a decir una palabra”.
(Foto: Monte San Miguel - Mira Azevedo)