La Vida

jueves, 28 de enero de 2010

Gracias, mil gracias a todos.

Ahora es para mi otro tiempo, tiempo de silencio...

martes, 19 de enero de 2010

MAMÁ, TENGO SAUDADE...

Ella se llama Mª Eugenia, es mi madre; aquí tenía dieciocho años...
Aquí ya tenía noventa... pero hoy tiene noventa y uno y se ha ido, sí, a tan sólo veintiocho días de irse su Gaspar del alma, nos ha dejado, y yo me siento triste, muy triste... sé que ella está bien, pero yo aún no me había hartado de sus caricias...




Sé que Dios no ha podido darme una mejor Madre, justo la que yo necesitaba para ser hoy quien soy... Gracias, muchas gracias por todo, y... hasta luego mi amor del alma querida

miércoles, 13 de enero de 2010

ME DOY PERMISO PARA...






Me doy permiso no sólo para
perdonar a otras personas
sino también -y especialmente-
para sentir que soy perdonado
y para perdonarme yo mismo
mis equivocaciones.

Todos cometemos errores
infinidad de veces y,
en muchas ocasiones,
nos cuesta aceptar que los otros
ya no tienen en cuenta
nuestro error pasado
y que lo pasado, pasado está.

No nos permitimos aceptar
el perdón porque de esa forma
continuamos automartirizándonos
y dándonos importancia:
es una forma de hinchar nuestro ego
que nos cuesta realmente cara
ya que el autoodio y el autodesprecio
nos minan la salud, la energía,
la autoestima.
El autodesprecio boicotea
nuestras mejores posibilidades.

Decido relativizar
las cosas y las situaciones,
aceptarme como un ser no perfecto
y aceptar a los otros
con sus imperfecciones.
Perdono y olvido
-me quito cargas de encima-
y acepto el perdón
y el olvido de los otros
respecto a mis errores.

Dado el ideal de perfección en el que
fuimos educados, y dada la
imposibilidad de cualquier ser humano
para alcanzar un ideal tan exigente,
no existe un anhelo mayor
-más circulante en nuestras arterias
y más instalado en nuestros huesos-
que el de perdonar y ser perdonados.

Cuando mantenemos el resentimiento,
¿a quién estamos negando
el perdón realmente?
¡a nosotros mismos!
Es a nosotros a quien
no perdonamos porque no somos
capaces de asumir que, en algún
momento de nuestra vida, no fuimos
suficientemente fuertes o inteligentes
para impedir que nos hicieran daño.
Estamos irritados contra
nosotros mismos.
En consecuencia: perdonar
es sobre todo perdonarnos.

Aceptar el perdón y entregarlo
es aligerarnos la vida,
dejar de autoamargarnos
y autoreprocharnos;
es aceptar que todos
-¡también nosotros!-
merecemos una, dos, tres, cien
oportunidades más.


¿Perdón?: para todos.
Para mí, para ti compañero
o compañera de humanidad
que has coincidido conmigo
en este tiempo y en este
espacio del cosmos.
No más condenas.

(Joaquín Argente) de su libro "Me doy permiso para..."
Foto: Segovia, Mayo 2009

jueves, 7 de enero de 2010

BENDICIÓN PARA EL NUEVO AÑO






Que tu mirada gane en hondura y detalle para que puedas ver más claramente tu propio viaje con toda la humanidad como un viaje de paz, unidad y esperanza.

Que seas consciente de todos los lugares por los que caminas y vas a caminar en el nuevo año, y que conozcas, por experiencia, qué bellos son los pies del mensajero que anuncia la buena noticia.

Que des la bienvenida con una sonrisa a todos los que estrechan tu mano: las manos extendidas forman redes de solidaridad que alegran y enriquecen con su presencia protectora.

Que sea tuyo el regalo de todas las cosas creadas; que sepas disfrutarlas a todas las horas del día; y que te enfrentes, con valentía y entusiasmo, a la responsabilidad de cuidar la tierra entera.


Que el manantial de la ternura y la compasión mane sin parar dentro de ti, noche y día, hasta que puedas probar los gozos y las lágrimas de quienes caminan junto a ti, tus hermanos.

Que despiertes cada mañana sereno y con brío, con la acción de gracias en tu labios y en tu corazón, y que tus palabras y tus hechos, pequeños o grandes, proclamen que todo es gracia, que todo es don.

Que tu espíritu esté abierto y alerta para descubrir el querer de Dios en todo momento; y que tu
oración sea encuentro de vida, de sabiduría y de entendimiento de los caminos de Dios para ti.

Que tu vida este año, cual levadura evangélica, se mezcle sin miedo con la masa y haga fermentar este mundo en que vivimos, para que sea realmente nuevo y tierno.

Y que la bendición de Dios que sale a tu encuentro, que es tu roca, tu refugio, tu fuerza, tu consuelo y tu apoyo en todo momento, lo invoques o no, descienda sobre ti y te guarde de todo mal.

(Autor por mi desconocido)
Fotos: Ana del Pozo Corbeira

domingo, 3 de enero de 2010

En este año que comienza deseo...

En primer lugar, dar las gracias a todos los que habéis dejado vuestros mensajes de cariño y apoyo por la muerte de Gaspar, mi padre. Gracias, gracias, mil gracias...

En segundo lugar, compartir este vídeo de Alejandro Sanz cantando "Todo es de Color"; lo dejo aquí como un pensamiento-sentimiento simiente. Ojalá pueda germinar...

Que el recién nacido año nos traiga todo aquello que sea bueno para nuestra vida, aunque no siempre nos lo parezca...