La Vida

lunes, 29 de junio de 2009

LA ALEGRÍA DE AMAR


Como cada mañana, hoy recibo este bello pensamiento simiente de Joaquín Tamames desde Ananta, y me gusta tanto que deseo compartirlo.


Pensamiento simiente 29 Junio 2009

"Suceda lo que suceda, jamás olvidéis que los seres humanos son vuestros hermanos y vuestras hermanas, y buscad cómo ayudarles y manifestarles vuestro amor sin esperar nada a cambio. Porque en realidad ya tenéis la recompensa: esta dilatación interior, este calor que os inunda cuando amáis. Ésta es una gran recompensa, no existe otra mayor en la vida. Vuestro corazón es entonces como un río, una fuente de agua viva.

Los humanos siempre esperan ser recompensados por el bien que han hecho. Pero aquel que ha comprendido el secreto del amor no espera nada, ni siquiera piensa que puedan darle algo a cambio porque está gozando ya de una felicidad que supera la imaginación. Como no le falta nada, no espera nada; nada en la alegría, resplandece, y así gana la confianza de muchos amigos. ¿Dónde hallaréis una mayor recompensa que ésta?"

Omraam Mikhaël Aïvanhov (1900-86). Pensamientos cotidianos.
Os aseguro que estas palabras son ciertas, muy ciertas. Cuando ya nada esperas, nada; vienes a tenerlo todo... El gozo infinito que te da el saber que nada hay comparable a la alegría de amar sin nada esperar.

domingo, 21 de junio de 2009

MIS HERMANOS


Tengo suerte, pertenezco a una gran y extensa familia. soy la más joven de los nueve hijos que mis padres han traído al mundo. Reconozco que siempre me he sentido querida, protegida, mimada y amada por todos ellos, siempre, sobre todo en los momentos duros de mi vida.

Cuando me convertí en madre de hija pródiga y mi dolor era inmenso e intenso, ellos, mis queridos hermanos, fueron en todo momento de gran ayuda. En ellos encontré comprensión, hombros en los que llorar... apoyo y amor incondicional. Nunca en ese proceso me sentí sola, su fidelidad, inquebrantable!

En ese periodo de sufrimiento, de no haber contado con ese apoyo incondicional, no sé que hubiese sido de mi, de nosotros, mi marido mi hijo y yo...

Si nuestro agradecimiento ya era inmenso, realmente no tengo palabras para expresar, lo maravillosamente que se han comportado con nosotros durante esos últimos tiempos.

Una tarde de Agosto de 2008, uno de mis hermanos, Gaspar, me dio la noticia: vas a ser abuela. Dadas las circunstancias, mis sentimientos se tornaron algo confusos... era como el mundo al revés, ¿no sería yo la que tendría que comunicar a mis hermanos la noticia? Como digo, mis sentimientos eran confusos, pero recuerdo cada una de las palabras de mi hermano, palabras cariñosas, de apoyo...

Quiero mostrar mi agradecimiento desde aquí a todos ellos. A mis hermanas, que quizás por aquello de ser mujeres, madres, y alguna ya abuela, han demostrado una sensibilidad exquisita, pero también a ellos, porque tan pronto como supieron la noticia, se pusieron en contacto con nosotros y nos mostraron su alegría, y su apoyo como siempre incondicional, deseándonos en todo momento, que las "cosas" se solucionasen...
Han sido una maravillosa compañía que durante esos ocho meses restantes de embarazo nos sirvió de gran ayuda ¡Gracias por alegraros de mis alegrías y acompañarme en las penas!

También deseo darles las gracias porque en cuanto nació Jimena, nuestra nieta, enseguida llamaron para felicitarnos. Siempre recordaré a mi hermana diciéndome: "Nena, ya eres abuela, acaban de llamarme para decírmelo, tu niña, está bien, hablé con ella y dicen que tu nieta es preciosa y está bien" ¿recuerdas Geni? te estoy tan agradecida... realmente hermanas como tú hay pocas.

Pero lo que más agradezco, es que ellos, mis queridos hermanos, hayan sido mis ojos, mis brazos, mis manos, mis labios... ya que tan pronto como conocieron a Jimena, compartieron con nosotros la alegría de su ser. Me alegré mucho, muchísimo, cuando me contaron lo guapa que es mi nietita, que es morenita, gordita, dormilona y se parece según unos, a su papá, según otros, doradita como sus primos, bueno, como siempre con los parecidos ya se sabe...

Me emocionó, cuando todos y cada uno de ellos me contó que la habían besado en mi nombre y en el de mi marido, que es su abuelo...

Realmente no tengo palabras para agradecer a cada instante, lo maravilloso que es sentirse querida y apoyada por mis hermanos en todos los grandes y pequeños momentos de mi vida.

Brindo por ello, por la hermandad, por ese amor incondicional que siempre he sentido de su parte y que aprovecho para decir que es un sentimiento mutuo.

Queridos hermanos, deseo deciros que espero a partir de ahora, estar a la altura de las circunstancias cuando alguno de vosotros tenga un problema y me necesite. Creédme, habéis puesto el listón muy alto, pero de todos modos lo intentaré...

Gracias por todo, pido a Dios que os bendiga por tanto amor que me dais.
Os dejo también estas hermosas palabras de Aïvanhov:

"¡Quiero hacer el bien, ayudar a los demás, y me da lo mismo si esto no me aporta nada, ni me importa si no recibo una recompensa!" ¿Cuáles serán entonces las consecuencias? Desarrollareis la bondad, la paciencia, la generosidad, la abnegación, y no solamente sentiréis que os expandís, sino que debido a vuestra irradiación, un día seréis apreciados y amados por todos.
Jamás queda sin efecto un buen pensamiento o un buen sentimiento, porque todo se registra y deja unas huellas. Ciertamente, no debéis esperar que todo el mundo a vuestro alrededor se de cuenta inmediatamente de lo que albergáis de bueno en vuestra cabeza y en vuestro corazón. Pero sabed que un día u otro, lo que hayáis hecho de útil y de constructivo eligiendo el buen camino, os traerá todas las bendiciones. Esta es una ley absoluta.

Omraam Mikhaël Aïvanhov

viernes, 19 de junio de 2009

GRACIAS VICENTE


Ha muerto Vicente Ferrer, uno de los hombres que más admiro. Se ha ido un hombre bueno, un gran hombre, y nos quedamos un poco huérfanos, sobre todo los hermanos más desfavorecidos de la India a los que tanto amó y ayudó.

Mis condolencias a su esposa e hijos de sangre, y también de espíritu. Estoy convencida de que esté donde esté él, Vicente, seguirá trabajando por los pobres...
Como homenaje, dejo aquí unas palabras suyas sacadas del libro "Vicente Ferrer La revolución silenciosa" escrito por Alberto Oliveras.

"En la pobreza más extrema, en la humanidad desnuda, he encontrado la mayor riqueza"

"¿Para qué necesitas la verdad, si la acción buena por otro contiene en sí todas las filosofías, todas las religiones, el universo todo y el mismo Dios?"

Gracias, mil gracias Vicente, por todo, por tanto...

http://www.fundacionvicenteferrer.org/esp/home.php

miércoles, 17 de junio de 2009

GALÁCTICOS


Joaquín Tamames desde fundación Ananta me envía este artículo de Koldo Aldai, y quiero compartirlo con vosotros, no sólo por sus reflexivas palabras, sino porque estoy totalmente de acuerdo con todas y cada una de ellas...

GRACIAS KOLDO ALDAI, MIL GRACIAS POR ESTAS Y TODAS ESAS MARAVILLOSAS APORTACIONES QUE NOS LLEGAN DIRECTAS AL CORAZÓN Y NOS HACEN REFLEXIONAR, y GRACIAS A TI JOAQUÍN, POR TU GENEROSIDAD AL HACERNOS PARTÍCIPES DE TODAS ESTAS MARAVILAS....

Koldo Aldai nos envía este texto en el que reflexiona sobre el contraste del fichaje de Ronaldo con la lucha del Padre Olarán en Etiopía. El Padre Olarán está intentando salvar la cosecha allí, en su labor humanitaria. Koldo nos facilita su número de cuenta por si queremos ayudar.

El caso de Ronaldo sirve para la reflexión, como tantos otros. No es un alegato ni contra el fútbol ni contra el Real Madrid. Pero el dispendio en armamento, en lujos, en verbenas, en “pan y circo” es una gran ofensa a la Humanidad cuando cientos millones de personas pasan hambre.

Los objetivos del milenio de la ONU andan perdidos en algún cajón.

Nosotros, los ciudadanos, hemos de rescatarlos.

El Padre Olarán anda en ello.

Un fuerte abrazo,




Galácticos

Los cielos abiertos ya nos fascinan en las noches de un verano inaugurado antes de su hora. Pesan ya sobre nuestras cabezas las magnitudes inconmensurables, las galaxias infinitas que habremos de descubrir en la medida que Dios nos de más ojos y más vidas. La galaxia es un sistema masivo de estrellas. Se estima que existen más de cien mil millones de galaxias en el universo observable.

Interrogan en lo más profundo las galaxias de sistemas y planetas desconocidos. Pero la lente en el laboratorio nos interroga también sobre las galaxias diminutas, de minúscula proporción. “Como es arriba es abajo” y el axioma nos inicia en un recorrido a la inversa de también desatada fascinación. Grandes y pequeños universos nos revelan la broma del Creador y sus saltos de una a otra dimensión, imprimiendo siempre, en lo inmenso y en lo mínimo, asombro y maravilla. La galaxia de las flores que perfuman los campos de estos días cuando el viento las penetra, no es menos mágica que la galaxia celeste cuyo misterio y exhalación aún nos son vedados.

Cada quien elige sus galaxias, las estrellas que desea hacer brillar en su propio firmamento. Los luceros que deseo palpiten en mi galaxia humana son aquellos que todo lo dan, sin esperar nada a cambio, soles vivientes que sólo piensan en iluminar, en calentar, en dar vida, sin necesitar jamás compensación alguna.

Deseo tachonen mis cielos quienes se despiertan cada mañana con la única preocupación de ser útiles al prójimo, quienes se olvidan de sí en un empeño de constante entrega a la comunidad. Las estrellas que brillan en mis cielos, son las de los/as servidores/as genuinos/as en cualquier ámbito y geografía, servidores humildes y silentes, siempre henchidos de gozo.

Pero hay otras galaxias, a ras de impoluto césped, que interrogan no la curiosidad, sino la moralidad. El guiño del presidente del Real Madrid a Cristiano Ronaldo ha desatado la alarma en todas las galaxias. Dicen que los galácticos del fútbol nos hacen soñar, pero tristes sueños los que se quedan a la altura del talón del futbolista portugués. Nuestras galaxias pueden despegar desde la hierba de un campo de fútbol. El problema no es el jugador de Madeira y su pie de oro, tampoco Don Florentino y su bolsillo agujereado, el problema es de cuantos sostienen esas obscenas galaxias, el problema son los universos limitados al diámetro de un balón mareado.

Dicen que los galácticos nos hacen soñar, pero a mí me quita el sueño sólo pensar los estómagos que se llenarían, las enfermedades que se exterminarían, las sonrisas que se encenderían… con sus sueldos inmorales. Los cálculos numéricos son tentadores. No aburriré al lector, sólo un dato: con lo que Ronaldo ganará en un minuto, uno de entre los 15 millones de niños que mueren cada año podría comer durante 10 días.

Más allá de la emoción de los goles, soñemos con valores y con quienes los/as encarnan. La destreza del pie por sí sola no alcanza. La habilidad con el juego no conquista firmamentos. Es el arrojo del alma lo que da brillo en la inmensa noche de nuestros días. Uno de galácticos que centellea en mi firmamento es el Padre Ángel Olarán (www.angelolaran.org). Hace ya muchos años que el misionero español unió su suerte a las de los últimos de la tierra, a los últimos de Etiopía. Este astro y su equipo nutren desde la misión de Saint Mary, la galaxia de Wukro. En esta ciudad del Norte de Etiopía, a lo largo de los últimos meses, los cielos regatearon agua y los estómagos se encogieron. La tierra seca no se ha prodigado en grano.

¿Qué no haría este padre blanco con los 93 millones de euros que ha costado traer al Bernabeu a Ronaldo? En un reciente e interpelante e-mail escribe el Ángel de Wukro: “…Necesitamos 10.000 quintales de trigo, de la especie ‘pavón’, que es más resistente a la sequía... Cada quintal de trigo, transporte incluido, cuesta unos 800 birs (84 euros). La situación es urgente. Las lluvias deben de comenzar hacia el 26 de Junio y la siembra no puede retrasarse debido a que en dos meses dejará de llover…”

La ciencia nos habla de galaxias unidas y solidarias unas con las otras, en el marco de un universo en constante crecimiento. Aquí en la tierra, galaxias más cercanas de polvo y hambre, de paja y barro reclaman nuestro socorro. Destreza de piernas o alarde de almas, cada quien elige sus estrellas y galaxias. Llovamos sobre los campos de Wukro, colmemos los estómagos vacíos. Apostemos por el misionero galáctico y su galaxia urgida. Nuestros euros de aquí son grano allí. *

*Donativos para el Padre Olarán: 2101 0041 08 0010282606 (Kutxa Gipuzkoa).

Koldo Aldai
Fundación Ananta
http://www.fundacionananta.org/

lunes, 15 de junio de 2009

EL SUFRIMIENTO


"Bienvenida al mundo de los sufrientes hija mía! por fin te veo llorar..."


Una tarde de verano del 2005, sonó el teléfono de mi casa, al otro lado una voz, la de mi madre, me decía: Te llamo para darte una noticia, tu hija (la pródiga) se ha casado hace quince días, por el juzgado y en secreto.

No tengo palabras para expresar cómo me sentí... recuerdo que comencé a llorar, y entonces la voz de mi mamá dijo estas palabras: ¡bienvenida al mundo de los sufrientes hija mía!, por fin te veo llorar...

Lo que ocurrió a continuación fue algo extraordinario pero real, tan real como que ahora mismo estoy sentada ante el ordenador escribiendo estas palabras.

Como decía, mi mamá hablaba, pero yo dejé de oírla, su voz se volvió un lejano murmullo, muy lejano. Mientras ella seguía hablando, yo, aunque mi cuerpo físico permanecía de pie llorando y temblando, vi cómo me desplomaba contra el suelo, me vi muerta, si, muerta!

Escribí sobre ello, suelo hacerlo, y lo hice en forma de carta dirigida a una amiga, por supuesto no fue enviada, es sólo una forma de hacer terapia. En ella le explicaba todo el proceso desde que mi hija pródiga se había ido de casa, todo el dolor y sufrimiento, toda la incomprensión vivida...

Hoy leí esa carta, copiaré una parte tal y como la escribí en ese momento:

"Debo decirte M. que de no ser por Dios y por mi fe, no se que habría sido de mi. Pero me refugié en el Señor, a Él confié mis penas, a Él pedí ayuda mientras todo a mi alrededor se desmoronaba, y me ayudó, ¡vaya si me ayudó! nunca como desde entonces, he sentido Su presencia en mi.

Sí que es verdad lo de "pedid y se os dará". Pedí, Le pedí fuerza y me la dio, Le pedí consuelo, y me lo dio, Le pedí dejar de sufrir, y me lo concedió.

Pero para dejar de sufrir he tenido primero que aprender el por qué sufrimos, comprender y ver de donde venía dicho sufrimiento. Sufrimos cuando no aceptamos lo que nos toca vivir, cuando nos aferramos a personas, ideas, situaciones y cosas... cuando nos aferramos al sufrimiento, en lugar de aprender la lección que subyace tras el dolor..."

"He podido cerrar página hace poco, si M. por fin he podido "enterrar" a mi hija (simbolicamente, claro), he podido llorarla, expresar mi dolor; lloré, grité, las entrañas se me abrieron de dolor, sentí que mi cabeza y mi cuerpo, reventaban en mil pedazos, y que me moría. Y realmente me morí, si, un parte de mi se murió en ése instante, que fue cuando a través del teléfono mi madre me comunicó que mi hija, mi niña, se había casado hacía quince días, en secreto y por el juzgado (esas fuero sus palabras). Mientras mi madre hablaba, yo, lloraba e iba sintiendo el dolor de muerte, lloré lágrimas de muerte, puesto que vi, por primera vez toda la realidad de mi hija, y era que ella había abierto un abismo, una sima, entre ella y nosotros, y que ya sería prácticamente imposible de cruzar, por su parte claro.

Como te decía, me vi morir. Pero al instante, sentí que todo había concluido, sentí como el Señor, mi Señor, me ayudaba a levantarme, me secaba las lágrimas, me consolaba, se compadecía de mí, me acompañaba en mi duelo... Me puse en pie y me sentí bien, sentí que todo estaba bien. Me sentí renacer y que una nueva vida comenzaba para mi llena de cosas buenas.

Una inmensa alegría nacía dentro de mi, y no dependía ya de nada exterior, de nadie, de que me quisiesen o no; de que fuese o no aceptada... sólo dependía y depende, del conocimiento profundo de que Dios me ama, y de que yo Le amo, y con eso basta.

A día de hoy me siento casi una recién nacida, vivo o trato de vivir al día, agradeciendo todo lo que me trae la vida, y sobre todo, siendo feliz, alegre, y dejando que lo que siento en mi interior, esa parte de mi que todavía es niña e inocente, se exprese, viva y comparta con los que me rodean, la magia de vivir desde el corazón y sin sufrimiento."

Esto es parte de aquella carta escrita en 2005. Deseaba compartir esa experiencia de la Presencia en mi vida, en mi interior, de esa fuerza que todo lo puede, todo lo abarca; de ese Amor que todo lo trasciende, todo lo transforma y que cuando eres consciente de ello, te sobreviene una sensación de paz, alegría y contento, que es casi imposible describir con palabras.
Gracias.

domingo, 14 de junio de 2009

LA MEJOR RELIGIÓN


Cierta vez pregunté al Dalai Lama: «¿Cuál es la mejor religión?» Él con una sonrisa entre sabia y maliciosa respondió: «Es la que te hace mejor». Perplejo continué: «¿Y cuál es la que me hace mejor?» Y él: «la que te hace más compasivo, más humano y más abierto al Todo, ésa es la mejor». Sabia respuesta que guardo con reverencia hasta el día de hoy.

Leonardo Boff

miércoles, 10 de junio de 2009

ESA SONRISA


Cada mañana cuando abro mi correo, suelo encontrar varios mensajes de amigos, familiares, y alguna que otra promoción... pero hay uno que busco siempre con ilusión, que nunca falla, es el "pensamiento simiente" que amable y generosamente me envía Joaquín Tamames de Fundación Ananta. Es todo un lujo para el espíritu, tanto el pensamiento, como el comentario que sobre él hace Joaquín.

Últimamente adjunta alguna fotografía de niños y no tan niños de la India, fotos que ha tomado él mismo, en un viaje que ha hecho recientemente. Son fotos preciosas, que impactan por lo que trasmiten esos niños a través de sus miradas y sonrisas radiantes.

Cada mañana al despertar, hago meditación, luego, mientras se prepara el desayuno, enciendo mi ordenador y ahí está, ¡el pensamiento simiente! Creedme, no encuentro otra manera mejor de comenzar el día... Un poco más tarde, navego un poquito por la red, hay lugares que me encanta visitar, hay blogs de sumo interés y de los cuales aprendo mucho, muchísimo. Uno de ellos es el blog de Mario Conde; ahí ,esta mañana, me encontré con un artículo escrito por Joaquín Tamames que me encantó, son de esos que te llenan el corazón de gozo y contento...

Ya sabéis que lo mio es compartir, y ese articulo me pareció tan hermoso y a la vez pedagógico, que deseé traerlo a mi blog para que todos los que por aquí pasáis, pudieses disfrutarlo. Me puse en contacto con Joaquín Tamames para saber si podría ponerlo aquí, y en poco tiempo su respuesta llegó: si, si puedes, y no sólo eso, sino que amablemente me envió el texto y la fotografía.

No tengo palabras para agradecer su enorme y exquisita generosidad...

Espero que a todos os lleguen al corazón estas preciosas palabras de Joaquín.


Esa sonrisa


Hace unas semanas estuve en la India.

Una mañana de domingo me doy un paseo por un pueblito de la montaña y enseguida me veo rodeado de niños que van a la fuente a llenar sus cubos de agua para los quehaceres domésticos. Los hay muy pequeños, desde dos años, y también mayores, ya adolescentes. Unos van descalzos, otros no, las niñas llenas de colores, caminando con esa elegancia tan especial con la que se mueven las mujeres en la India y que choca tanto la primera vez.

Algunos de esos niños y niñas, muchachos y muchachas, son muy bonitos. Yo les sonrío y enseguida me sonríen. Hacemos fotos y todos quieren posar para luego verse en la foto, entre risas. Hay elecciones dentro de unos días y una niñita lleva una bandera naranja (simboliza el hinduismo), blanca (simboliza el cristianismo) y verde (simboliza el islamismo), es la bandera de la India. Les hago un guiño. Me regalan sonrisas, risas y sobre todo sus preciosas poses para que la cámara recoja todos los colores y toda su belleza. Escucho sus risas, la algarabía. Me viene a la mente la frase de Saint Exúpery cuando, antes de la despedida del Principito, dice: “Hombrecito, hombrecito, …quiero oírte reír otra vez…”.

Estas niñas y estos niños me acompañan ahora cada día, intento que formen parte de mi torrente sanguíneo, como diría Mario. Se me nubla el ánimo, pienso en ellos. El día está triste, pienso en ellos. Las dificultades ya no me parecen tan dificultades. Percibo que lo que yo llamo dificultades para ellos son nimiedades. Sus risas, sus colores, su vivir, me acompañan. Son como un sol que me calienta. Me recuerdan otras risas y sonrisas que he visto en otros países, en otros niños y niñas, del tercer y del primer mundo, pero sobre todo del tercer mundo. Son la sal de la tierra. Estos niños, con su sonrisa me están dando un mensaje que dice: “vive con autenticidad, no te traiciones, no traiciones a los demás”.

Esa sonrisa me devuelve la esperanza en la Humanidad. Me susurra muy sutil al oído: “hay un nuevo mundo, pero debemos trabajar por ese mundo”. La sonrisa me manda un mensaje de lo simple que puede ser la vida si no la complicamos con tanto artificio. Aquí, en nuestras ciudades, en nuestros mundos (también en la India) los adultos andamos enfrascados en nuestras pasiones, en nuestras peleas, en nuestras luchas, y si no es la pistola utilizamos el abogado. Nos tiramos de los pelos unos a otros, nos hacemos daño, nos enfadamos, nos engañamos, nos juramos amor (con minúsculas), nos reconciliamos: resulta agotador. Los rostros, poco a poco, se nos van apagando: “es ley de vida”, “es el valle de lágrimas”, decimos para consolarnos, para explicar nuestra tristeza. Y bien que lloramos tras hacernos tanto daño.

Me vuelve esa sonrisa. Se me cuela bien dentro, y mis células se activan, todas ellas. Todas quieren sonreír, como la niña. Si mis células sonríen, yo también sonrío. De repente, me encuentro caminando por la calle, en Barcelona, en Madrid, en cualquier ciudad, y me llega esa sonrisa. Pienso: “hay tantos motivos para ser feliz y para dar las gracias”. Y mi interior se llena de alegría y de propósito. Y es una alegría que no requiere de grandes cosas, es muy callada, pero cuando me llega me siento flotando en el mundo, es como si tuviera alas.

He soñado que volaba. Movía las piernas como en una bicicleta y volaba a ocho o nueve metros del suelo. Veía los prados, los árboles, las casas, las personas, desde lo alto. Me ocurre con frecuencia. Quizás es un viaje verdadero, y en mi sueño voy de aquí para allá. Antes de dormirme pido a mis guías que me lleven allá donde yo pueda ayudar. Con frecuencia, estos niños vienen conmigo, y vamos de poblado en poblado, abrazando a otros niños. A veces tengo la sensación de que he trabajado mucho por la noche, muy lejos de casa, en tierras lejanas.

Me despierto muy temprano. El día promete ser espléndido, con sol y brisa, lleno de colores. Pero los periódicos y nosotros sólo hablaremos de deportes, de dineros, de sexo, de poder y de querellas, y de tristezas. Un gran desperdicio.

Alguien ha dejado una nota en mi bolsillo. No se si es real o no. Es la camisa que llevaba mientras pedaleaba en el aire, en el sueño. La nota tiene un fragmento de “las hojas del jardín de Morya”. Dice así:

“Purifica el sendero a través de la alegría
Mientras seas alumno, aprende a dominar la irritabilidad
Mis alumnos deben mirar benévolamente
Si no quieres permanecer como eres, contempla al bien
Como a través de un vidrio de aumento
Y aminora diez veces los signos del mal”.

Ya voy camino del trabajo, y voy rumiando la notita. Me hace bien rumiarla. Me hace entender el poder purificador de la sonrisa de esos niños. Me dice que contemple el bien con lentes de aumento… Tengo la mente en otro mundo. Es un mundo muy hermoso. Vive en mi interior y es real. Rebusco en el bolsillo. Hay una foto. Es la de esa sonrisa.


¡¡¡GRACIAS JOAQUÍN!!!

lunes, 8 de junio de 2009

"LOS DOCUMENTALES NO VALEN, HAY QUE SENTIR LOS HUESOS DEL NIÑO HAMBRIENTO ENTRE LOS BRAZOS"


La redacción de Fundación Ananta me hace llegar esta maravillosa entrevista de Koldo Aldai, y yo deseo compartirla con todos vosotros. Lo bueno hay que difundirlo, cuantos más mejor.

“Los documentales no valen, hay que sentir los huesos del niño hambriento entre los brazos”
Entrevista a Nieves Crespo, hermana salesiana en Etiopía

Ella sabe que los logaritmos pueden esperar, que a la vuelta de África, siempre habrá una pizarra donde revelar complicada matemática a alumnos de estómago satisfecho. Mientras tanto, la suerte de Nieves Crespo (Madrid 1969) está echada al borde del desierto, junto a los últimos de la tierra. En el abrazo a los más desprotegidos, Jesús se le ha manifestado con una fuerza desconocida.

Nieves es feliz en Zway (http://zwayetiopia.wordpress.com), la misión que las salesianas tienen a dos horas al sur de Addis Abeba. Tras seis años de docencia en España, partió para allí. Cuando aterrizó en el 2002, más de 10.000 adultos y niños llamaban a las puertas de su hogar salesiano huyendo de una hambruna atroz. La falta de lluvias traía muerte. El milagro obró y la fe de Nieves pasó su prueba de fuego. Ya no quiere dejar aquel mundo, aquel milagro que se consuma cada día, de una vida siempre renacida, de una acción de gracias siempre inacabada.

Con brillante carrera en ciencias exactas tenía un prometedor futuro de docente, pero ella prefirió vivir al límite, pulsando a cada instante ese milagro sostenido, constatando permanentemente la presencia salvífica de Dios.

Rumbo a ese milagro se pondrá en camino el próximo octubre la caravana sintergética de sanación. Profesionales de la medicina acamparán en los pagos de la misión y se pondrán a las órdenes de las cinco hermanas que la regentan, para colaborar en el alivio de estómagos y consuelo de los cuerpos.

Nieves ha debido volver a Madrid por temas familiares. La buscamos en medio de su gran ciudad, familiar y extraña al mismo tiempo, en la que no se termina de ubicar. En el jardín del Plantío escruta los cielos, como si buscara un avión que la lleve de nuevo a las sabanas del compromiso. Mientras aguarda un vuelo que no termina de llegar, le acercamos grabadora. Fular al cuello, vaqueros y deportivas, su austeridad cuestiona lo superfluo. La vida se le ha escapado ya varias veces entre los brazos y por eso sabe bien que cuanto nos sobra, ha de ser invertido en garantizar otras vidas amenazadas.

Habla de África y vibra el gozo en sus palabras…


¿Por qué África?
Es una suerte poder trabajar allí con los más pobres, compartir la vida con gente que está al límite y de la que siempre estás aprendiendo. Pedí ir a África y me tocó Etiopía. No solicité ir a Etiopía, pero Etiopía me ha cambiado.

¿Qué aprendes de la gente que está al límite?
A relativizar prácticamente todo. He tenido niños moribundos en mis brazos cuyas vidas dependían de lo que en ese instante pudiera hacer.

Llegué en junio de 2002. Ese año fue de sequía, como la del famoso 1984. Aún recuerdo una mujer, Fatuma, que alcanzó la misión con un niño moribundo entre sus brazos. Yo, ingenua, le pregunté que cómo había esperado tanto y ella me respondió que ya había enterrado a sus otros tres hijos. Ver tanta gente al borde de la muerte, cuya vida dependía de nuestra ayuda, me descolocó totalmente en mi escala de valores.

¿Qué te ha enseñado Etiopía?
Todos los días aprendo. Estamos mucho con los niños, las mujeres y las adolescentes que a los 14 años se convierten en la esposa del hombre que le asigna su familia. Hace falta tiempo y humildad para entrar en ese mundo tan diferente.

Del pueblo etíope lo que más he aprendido ha sido la sonrisa. He descubierto que la gente sin nada, vive constantemente una situación extrema y no por ello hace una tragedia. Desembarqué cuando la hambruna. Venía de Madrid donde llevaba seis años dando clase y el choque fue brutal. Fue llegar a una realidad que te vapulea. La amenaza de muerte se cernía a causa de una simple desnutrición.

¿Tiene esperanza Etiopía y África? ¿Hay amanecer?
Sí, sí la hay. Si no, no estaría allí. Hay pequeños amaneceres, pero no hay un interés serio “de los grandes” para que cambie la situación.

Por mi parte, vivo esa esperanza en niños, en poblados concretos… Vivo esa esperanza en las vidas que van cambiando, al margen de las grandes instituciones, en los chavales que se atreven a soñar con un futuro más prometedor.

¿No te embarga una suerte de impotencia ante todo lo que resta por hacer…?
Hasta que llevaba más de un año allí, no me dio tiempo a observar esa impotencia. Al aterrizar en medio de aquella urgencia, no dio ocasión a plantearse qué hacer, porque supimos desde el primer momento que nuestro deber era abrir las puertas. Aquello supuso diez mil personas comiendo cada día. De los cien que alimentábamos en un comienzo pasamos a doscientos, después a quinientos…, hasta llegar a los diez mil.

La impotencia vino después con la reflexión de que, por poquito que se moviesen los que de verdad se debían mover, mucha realidad hubiera cambiado. Con la implicación verdadera de la gente que mueve hilos, se abriría otro futuro.

De profesora a enfermera…
En un momento de hambruna generalizada éramos el único punto de ayuda en doscientos kilómetros a la redonda. En aquellos días viví una crisis personal. Se me hacía muy duro tener que elegir quién comía. Nosotras salíamos fuera y veíamos a las madres y niños desnutridos y les preparábamos un carnet con una foto. De esa forma teníamos un control de quien comía. Era la única forma, pues si no aquello nos hubiera desbordado.

¿Qué se siente a la noche, agotada, tras dar de comer a 10.000 personas?
A la noche me venía a la memoria la salida del mediodía. Teníamos que ir fuera a elegir a los cien nuevos a los que se les hacía el carnet. Cuando elegía a esos, sabía que, muy probablemente, los que no elegía se iban a morir. Me asaltaban a la mente los rostros de niños y me preguntaba: “¿Este niño seguirá vivo?”, “¿Este niño que no hemos podido coger, qué habrá sido de él?”

¿Junto con ese dolor, la satisfacción de la gente salvada?
Sin duda. Además de dar de comer, iniciamos un hospital de campaña a partir de un pequeño curso que nos dio UNICEF. Nos dieron dos tiendas de lona y empezamos nosotras a poner las primeras sondas gástricas con una enfermera. Cuando ves a niños, que se han estado debatiendo entre la vida y la muerte en ese hospital de campaña y que finalmente salen adelante, sientes una satisfacción enorme. A niños de ese año de hambruna, les hemos ofrecido un futuro y ahora están en segundo de primaria. Hemos hecho simplemente lo que había que hacer en esa situación límite y eso nos llena de satisfacción.

¿Qué ves a través de la sonrisa de esos niños a los que les habéis devuelto la vida?
Tanto a través de la sonrisa, como del sufrimiento, veo a Dios. No puedes ver otra cosa. El pueblo etíope es super acogedor. Hay una gran sencillez y pureza. Ellos te dicen: “Egziabier Estelin”, que quiere decir : “Gracias y que Dios te bendiga”.

Todos los día, repartimos un pan (“fafa”, compuesto de harina vitaminizada) que hacemos en el horno para los niños de la escuela. Me impresiona cuando dicen “Galatoma, Amesegenalo, Egziabier Estelin”, Un día me vi a mí misma cayéndoseme las lágrimas. No estaba acostumbrada a que un niño me bendijera por un trozo de pan.

¿Vuestra misión debe estar sobrebendecida entonces…?
Sí, creo que sí… Cuando estamos con los más pobres, Dios nos bendice. Dios está con los últimos. Para que te hagas una idea… Cuando llegué en el 2002 con la hambruna, se hacía preciso realizar cambios en la organización, adquirir nuevos materiales, grandes cazuelas… para poder hacer frente a la situación. No teníamos un proyecto económico. Hicimos frente a la emergencia con el único dinero que nos enviaba la gente que nos conocía. No faltó ni un solo día para comer.

Después de todo aquello, la escuela ha crecido mucho. Ahora tenemos a 2.500 chavales.

¿La fuerza para mantenerse allí, viene también de Dios?
Evidentemente. Yo fui allí para encontrarme con Dios y con Jesús. En la situación que vivimos, eso no resulta difícil. Coger a los niños harapientos, a los últimos de la tierra y llevármelos a los brazos, no me representa ningún esfuerzo. Todo lo contrario. Para mí es un regalo poder encontrarme con Dios en esa situación límite a través de los niños. He visto a agnósticos que han cambiado después de estar allí…

Hemos visto verdaderos milagros de niños que, una vez curados, se les ve sonreír, milagros que no son posibles sólo desde la bondad del hombre.

¿Enseñar logaritmos o servir “fafa” a la masa hambrienta?
Abrazar a la masa. La gente que me conoce ya sabe bien por dónde respiro… Mejor no me den a elegir. Yo antes de salir para allí, daba clases de matemáticas y programación. No tiene nada que ver. Aquí también puedes encontrar a Dios. Como salesianas tenemos nuestra una educativa muy importante...

Es cierto lo que se dice de que hay otras pobrezas en la gente, pero la verdad es que yo aquello no lo cambio por nada. Abrazar a Jesús en el pobre es algo especial. Con muy poquito, estamos allí salvando y cambiando vidas concretas.

¿Algún caso en particular?
Recuerdo a un chaval, Birhano, cuyos dos hermanos se estaban muriendo. Estaban incluidos en el programa de nutrición. A su madre le dimos trabajo preparando la “fafa”. A él le instruimos durante tres años en informática. Hoy en día, está trabajando en Addis Abeda. Tiene una posición honrada y tanto él como su familia se permiten el soñar con un futuro diferente.

¿La adopción es ayuda?
Es ayuda cuando no queda otra. Si el niño no va a tener nunca la posibilidad de crecer en un entorno familiar, de desarrollarse con cariño, bendito sea Dios, que permite que ese niño crezca en otro hogar donde le quieran.

¿Hay renuncia en tu opción?
Si gozas con lo que haces no hay renuncia al dejar lo demás. No hay mucha gente dispuesta a vivir allí y sin embargo con muy poquito se puede hacer mucho bien.

¿Es imprescindible tener fe para permanecer en el corazón de la miseria?
Yo creo que sí. Llámale la fe que quieras, pero la fe en Dios has de tenerla, si no… Una persona sin fe allí, yo no sé a qué se agarraría. De hecho, no he conocido allí gente trabajando que no tuviese sus creencias y no digo necesariamente una creencia católica.

¿Flaquea en algún momento esa fe?
En algún momento puede flaquear, pero es mucho más importante la fuerza del seguir adelante, de seguir luchando y cambiar aquello. En verdad tropezamos con situaciones muy límites. Me acuerdo de un domingo que veníamos de celebrar la Pascua de Resurrección, cuando me acerqué a un niño moribundo en el hospital de campaña. Fue el primer niño que expiró en mis brazos por desnutrición. La desnutrición, al complicarse con una neumonía o una malaria, se convierte en enfermedad mortal...

La Resurrección se manifestaba extrañamente aquel domingo, misterio de una muerte evitable.

¿Pero no te puedes quedar con eso, no?
Efectivamente. Has de reparar en el 99 % que se han salvado y no en el uno que se ha ido. Hay hechos como éste que lo vives desde la fe o realmente te destrozan. Yo no sé si sería capaz de estar en Etiopía sin fe. De hecho la fe es la que me ha empujado hasta allí.

El ver cambios tan radicales allí, constatan la presencia de Dios. Con el tiempo observas la realidad cada vez más con los ojos de la fe. Comienzas a ver los hechos, no como casualidad, sino como parte de un plan de Dios.

¿Te sientes en las manos de Dios?
Es que no puedes estar en otra parte y eso te cambia la vida. Cuando nos alcanza una comprensión desde la fe, cuando ves los acontecimientos desde la perspectiva del plan de Dios, las cosas las enfocas de otra forma. Los problemas dejan de ser una carga.

¿Qué puede hacer el Norte por el Sur, España por Etiopía…, qué podemos hacer nosotros por Zway?
Ya se está haciendo, pero hay que reconocer la realidad para que la realidad te toque. No sirven los documentales. Hay que sentir los huesos del niño hambriento que coges entre tus brazos. Toda persona que toma contacto directo con aquella realidad se compromete después de una u otra forma. Una vez tocado ese mundo, ya no somos los mismos. Aquí estamos muy ocupados y estamos en otra onda. Yo creo en la generosidad de la gente, pero la gente anda despistada.

No es sólo cuestión de colaborar. Son muy importantes las donaciones, apadrinamientos…, pero hay que dejarse tocar por aquella situación extrema.


Koldo Aldai
Fundación Ananta
www.fundacionananta.org